Mascarillas para la pandemia

En Pina de Ebro algunas personas particulares empezaron a coser mascarillas en sus casas con materiales propios respondiendo al llamamiento de la Asociación Estelar de Zaragoza, que organizó una red de costureras en Zaragoza y alrededores, centralizados en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia. Inicialmente, cada persona cosía en su casa con los materiales de los que disponía.

Las primeras remesas de mascarillas se llevaron al Cuartel de la Guardia Civil de Pina de Ebro para que fueran repartidas entre quienes las pudieran necesitar. A raíz del avance de la situación, se puso en marcha otra iniciativa ciudadana que contó con el respaldo municipal: el Ayuntamiento de Pina colocó en abril dos cajas en los porches del consistorio y anunció en su página web que se podían donar telas y sábanas en una de las cajas y se podían coger mascarillas ya terminadas en la otra. Esta iniciativa tuvo gran éxito, llegando a coser en casa entre 5 y 8 horas diarias en algunos casos. La distribución de las mascarillas elaboradas semanalmente se repartía entre ambas iniciativas: la producción realizada en un día se donaba al Ayuntamiento y la producida en cinco días se donaba a la Asociación Estelar. Algunas de las mascarillas se repartieron asimismo en la residencia de la tercera edad.

En Sástago, la iniciativa surgió de la profesora del grupo de costura de Educación para Adultos. Al decretarse el confinamiento, el curso dejó de realizarse y la profesora de costura contactó con Mariler (Pepi Who! Manualidades), una profesional local de costura. Ambas les plantearon a las 8 mujeres del grupo de costura la posibilidad de coser para otras personas y establecimientos del pueblo y les proporcionaron patrones e instrucciones iniciales. Cada persona cosía individualmente en su casa, pero se coordinaban para poder abastecerse de materiales. Cuando tenían las mascarillas realizadas, las llevaban al pomo de la puerta de Mariler y ella las distribuía entre residencias, centros de salud y comercios del pueblo. Además, realizaron un llamamiento a través del periódico Zafarache para animar a otras personas del pueblo que sabían coser a implicarse y participar en la iniciativa.

• Dar respuesta a la necesidad de equipos de protección individual en el primer momento de la pandemia de la Covid-19

En Pina de Ebro, hubo 3 mujeres (dos de ellas hermanas) que dinamizaron la costura y la donación de materiales. Quienes cosían también eran mujeres, sin mayor articulación entre ellas, llegando a ser unas 20-30. El número de personas que donaron materiales no fue contabilizado.

En Sástago, el impulso de la iniciativa recayó en dos mujeres: la profesora de costura y una costurera profesional. Participaron cosiendo las 8 personas asistentes al curso de costura y también donaron materiales otras personas del pueblo de cuyo número no se tiene constancia.

Cada persona cosía individualmente en su casa y en ambas localidades se tuvo especial cuidado en respetar escrupulosamente las medidas sanitarias a la hora de intercambiar ciertos materiales. Este intercambio se vio facilitado en Pina de Ebro por el uso del teléfono y del WhatsApp, contactando con personas que participaban en diferentes grupos del pueblo (jota, costura, manualidades, etc.) o en grupos de Whatsapp de la asociación Estelar. En Sástago se funcionó de manera coordinada por el grupo de WhatsApp de la costura, ya existente de manera previa

Esta iniciativa comenzó a ponerse en marcha en torno al 14 de marzo de 2020, a raíz del establecimiento del estado de alarma. Su funcionamiento continuó a buen ritmo hasta el mes de mayo del mismo año cuando las mascarillas quirúrgicas comenzaron a estar disponibles para su compra y, al mismo tiempo, se empezó a cuestionar la fiabilidad de las mascarillas de tela.

Pina de Ebro y Sástago

En Pina de Ebro, la iniciativa se coordinó con la Guardia Civil para el reparto, con el Ropero municipal para obtener telas y sábanas viejas y con la Asociación Estelar de Zaragoza. Puntualmente, se coordinaron también con otras personas de Gelsa que también colaboraban con esta asociación.

En Sástago, las propias costureras repartieron mascarillas en comercios, residencias y centro de salud, que en los primeros momentos de la pandemia no tenían suficientes existencias para atender a todas las personas